YES, WE CAN
SÍ, PODEMOS
De hecho, esta expresión nos recuerda una serie de eventos de
nuestra vida, frente a un examen, a un jurado, a una entrevista, a un nuevo
trabajo, etc., etc., todos en algún momento dijimos “Sí, podemos”- “Yes, we
can”
Pero en esta oportunidad, esta
expresión trae consigo un nuevo
optimismo, centrado en el aprendizaje. Y Marc Prensky en su “Enseñar a nativos
digitales” nos trae el por qué y el cómo podemos nosotros los docentes,
inmiscuirnos “más” al aprendizaje de nuestros
y nuestras estudiantes.
En la actualidad, la tecnología
digital la encontramos en todos los ámbitos, y de hecho, no está ajeno a los
niños y adolescentes. Éstas bien utilizadas, nos puede proporcionar
herramientas que permitan un aprendizaje más efectivo y real. Solo es cuestión
de utilizarlos en favor de ello.
Ahora, muchos pueden preguntarse
cómo utilizarlos e incluso hasta pueden decir que sería difícil trabajar con
chicos que tienen poca atención; pero, como sabemos, ellos aprenden si siguen
sus pasiones e intereses. ¿Sabremos cuáles son? Nuestros niños y adolescentes,
ya no quieren clases teóricas, sino más bien, quieren que se les respete, se
confíe en ellos, que sus opiniones se valoren y los tengan en cuenta; quieren
CREAR, trabajar en equipo (y a veces no lo permitimos), realizar proyectos,
tomar decisiones, cooperar; quieren en definitiva una educación conectada con
la realidad. Ellos, más que nosotros conocen estas herramientas digitales, la
utilizan en su vida social. Incluso, nos pueden enseñar y/o compartir sus
conocimientos. Conocer y manejar la tecnología es un reto para nosotros y
nosotras.
Prensky propone una pedagogía de
la coasociación, que se apoya en un conjunto de juego limpio, trato entre
iguales, respeto mutuo, sinceridad, honradez y tolerancia; para conjugar los
deseos de los niños y adolescentes con el rol del docente.
Conocer cómo es, cómo podemos y pueden los estudiantes
utilizar la tecnología para el mejor aprendizaje, es indispensable. El trabajo
del docente en este tipo de coasociación es de guía y orientador del uso de la
tecnología para que el aprendizaje sea efectivo y tenga buenos resultados. Es
volverse expertos en nuestro trabajo, saber hacer buenas preguntas,
proporcionar contexto, garantizar el
rigor y evaluar la calidad del trabajo de los alumnos.
Nuestros estudiantes deben sentir
que lo aprendido en la escuela les
servirá en su vida real, y esto lo sentirá si ve que realmente lo ayuda a solucionar problemas que se le
presentan en su vida cotidiana.
Será difícil motivar a nuestros
estudiantes con las TIC?, no creo. De hecho, solo nombrarlos, los motiva.
Es cuestión de ayudar al estudiante a
encontrar sus pasiones, conocerlos nosotros y él caminará lo más lejos como sea
capaz. No es cuestión que los docentes
se olviden o dejen de lado lo importante
del pasado sino es conservarlo, pero relacionándolos con las herramientas del
futuro.
Por qué no utilizar el Power
Point, correo electrónico, Wikipedia, You Tube, e-lerning, blogs, etc. en la
escuela, ¿No lo sabemos utilizar?
Empecemos a conocerlos, no son difíciles. “Todo cambio requiere valor, valor
para empezar, valor para continuar incluso cuando las cosas no salen como se
esperaba” (Prensky, Marc) Seguro que ellos, lo agradecerán, al ver una nueva
forma de “enseñar; docentes creativos y llenos de energía, que traen
situaciones diferentes. Pero eso sí, no es que el docente haga todo, no, no; de
hecho, los estudiantes deben ser partícipes activos de su aprendizaje y no
meros receptores. Ellos deben aprender a monitorearse a sí mismos,
autoevaluarse y autocorregirse. Debemos esperar mucho de ellos, y no decir que
“no podrán” por tal o cual motivo. Es tener altas expectativas de aprendizaje en
los estudiantes.
Es darles responsabilidades como:
encontrar y seguir sus pasiones; usar cualquier tecnología, investigar y
recopilar información; responder a preguntas y compartir sus ideas y opiniones;
crear presentaciones en texto y multimedia. Y para ello, el docente tendrá que
asesorarlos, poner el material curricular en su contexto, explicar de forma
individual, crear rigor y asegurar calidad. Calidad en los trabajos y
calidad en su ser persona.
Los estudiantes deben buscar
información, responder pregunta, hacer hipótesis, encontrar respuestas, crear
presentaciones, entre otras; para luego ser socializadas, donde la clase y el
docente lo valorarán y examinarán para
su corrección, contexto, rigor y calidad. Sin por supuesto, hacerles sentir
mal, ni disminuidos, sino más bien sentir ellos, que las sugerencias y opiniones de los demás, les servirán
para mejorar. Y si notamos que los y las estudiantes han conseguido menos de lo
que esperamos, obviamente se tendrá que hacer una retroalimentación de tal
forma que les ayude a superar sus debilidades.
Muchos docentes, están dentro de
este tipo de pedagogía, quizás sin saberlo o lo conocen con otra denominación,
pero en su núcleo son similares. Que trabajan en un aprendizaje centrado en el
alumno, basado en problemas, basado en proyectos, en estudio de casos, basado
en investigación, en un aprendizaje activo, constructivista y en un aprender haciendo. Pero, la
diferencia con la coasociación defendida por Prensky es que cada grupo,
profesores y estudiantes “aportan sus propias fortalezas para mejorar el
aprendizaje en conjunto”, y que la
tecnología es usada por los estudiantes y es el docente quien valora la calidad
de ese uso.
Los y las estudiantes “deben ser
conscientes que deben usar lo que aprenden para hacer cambios positivos en el
mundo, grandes o pequeños”, por ejemplo involucrarse en la solución de
problemas de su comunidad, a través de campañas, utilizando obviamente las TIC.
Todo parece fácil o difícil,
algunos dirán… ¿podremos? Por supuesto, solo es cuestión de organizarte, de
tener claro el propósito, de planificar las actividades exactas para
conseguirlo. Incluso, una de las formas como nos podemos ayudar es enseñar a
algunos estudiantes (los mejores), para luego ellos sean responsables de
enseñar a sus demás compañeros. Pero, eso no quiere decir que nosotros no
haremos nada, no; de hecho, tendremos que monitorear el trabajo y realimentar a
los que necesitan. Por otro lado, también aquellos que van aprendiendo, deben
de enseñar a otros, así se refuerza lo aprendido, “observa uno, realiza uno,
enseña a uno”. Nuestro reto es buscar nuevas formas de enseñar y mejorar el
aprendizaje.
Pero, si queremos estudiantes
preparados que cambien nuestra sociedad, no solo es cuestión de un docente sino
de todos los docentes, del director y de los padres de familia, agentes
importantes para el crecimiento y cambio.
El director debe apoyar a los
docentes, ver en qué nivel están, darles capacitación y apoyo profesional,
trabajar en forma conjunta en pos de sus alumnos. Él debe ser líder,
facilitador, y socio. Mientras que los padres deben estar implicados en este
proceso para no ser un factor de resistencia a los cambios que trae consigo la
coasociación. Por ello, deben estar enterados que la enseñanza está cambiando,
conocer qué pueden hacer los y las estudiantes, cómo lo hacen para desarrollar
sus capacidades y habilidades, en lugar de solo la de escuchar y tomar notas.
Animarlos a hablar con sus hijos e hijas regularmente para saber qué están
haciendo dentro y fuera del aula. Y por supuesto, alabarlos por sus logros.
Amigo y amiga docente, dentro de
ti está el valor para el cambio… Sí, puedes. Yes, you can.